Has nacido entre pedroños y malandrines,
Entre los humildes y los pendencieros.
Has visto lo más noble y vivido los jóvenes gritos de la niñez inocente.
Has nacido y visto el río crecer, destruir aires los techos protectores del sacrificio y la esperanza.
Has sido el retoño florido de la juventud sin experiencia que a pesar de su flaqueza supo engendrar orquídeas perpetuas.
Naciste, y desde los pañales percibiste el infinito calor de su amor.
Hoy puedes observar el ave en el nido y respetar su impetuosa libertad
Sus cánticos gozar y por qué no, hasta su vida preservar.
Has nacido entre barrancos llenos de sueños y colectado un costal.
Recorriste descalzo, senderos repletos de pálpitos de amor a la vida y completamente manchado tus pies.
Saliste al camino y te cayó el aguacero más terrible de dicha y nobleza.
Todos los soles han manchado tu piel de progreso, una celebración de vida que perdura sin señales de alto hasta el último seguro aliento.