Sobre la controversia generada por la aprobación de una ley que declara la Circunvalación de Santo Domingo con el nombre de Dr. José Francisco Peña Gómez, en sustitución de Presidente Juan Bosch, bajo el argumento de que no existía una ley aprobada para ello, el Presidente de la República Luis Abinader solicitará al Congreso Nacional que dicha obra vial conserve el nombre del ex presidente Bosch y que la avenida Ecológica lleve el nombre del primero. Dicha vía tenía varios años con el nombre de Juan Bosch.
Sobre este tema quiero expresar lo siguiente. Por mi experiencia como legislador, como representante de la provincia de La Vega, pude observar, sin temor a equivocarme, que lamentablemente, salvo ligeras excepciones, la mayoría de los legisladores de ambas cámaras, de todas las bancadas, carecen de la debida capacidad y voluntad política para someter proyectos de leyes e iniciativas que contribuyan con el desarrollo institucional, económico, político, cultural del país.
No poseen la formación política, profesional ni social necesaria para ello. No se preocupan por servir al país ni a las comunidades que los escogieron. Solo se preocupan por obtener canonjías y beneficios personales.
De ahí que solo buscan someter algunas resoluciones para reconocimientos a personalidades udestacadas en el deporte, arte, política, en el ámbito empresarial, profesional, social, o para designar algunas obras públicas (calles, avenidas, autovías, escuelas, parques, estadios, edificios públicos, etc.) con el nombre de figuras destacadas, porque es lo más fácil de lograr. Es lo que ha sucedido con dicho proyecto.
Las grandes figuras públicas y legendarias (líderes, próceres, héroes, políticos, entre otros), que han luchado, sacrificado y que se han entregado por completo a cambio de nada, por las libertades publicas, independencia, soberanía, por la justicia social, los derechos humanos de sus naciones, no lo hicieron en busca de trascender a la posteridad, para que lo reconozcan luego de su muerte; no les interesaba el culto a la personalidad, pues tal como lo expresara el apóstol de la independencia de Cuba, Jose Martí, “Toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz”.
Le podrán quitar el nombre a todas las obras públicas que han sido nominadas con su nombre, pero a Juan Bosch jamás le podrán quitar los méritos, su espacio ganado en la historia, el prestigio, el decoro, la honra, la gloria alcanzada durante toda su vida política y literaria, dedicada a la liberación y a la lucha democrática a favor de este país, renunciando a todo, por lograr un país digno, justo y soberano para todos los dominicanos.
Recuerdo que en una ocasión, en medio de algunas diferencias políticas, Juan Bosch le respondió a su amigo y compañero de infancia el expresidente Antonio Guzmán Fernández, que él sabía cómo se hace el dinero, quizás más que el propio presidente, pero que no había nacido para eso, sino, para servirle al pueblo dominicano, sin ningún tipo de interés mercurial.
La actitud asumida por la bancada del PRM en ambas cámaras legislativas, aprovechando su mayoría absoluta, debe ser considerada como una mezquindad, un irrespeto y una vulgar desconsideración a la figura del exceso, ilustre e insigne escritor y político, prócer y ex presidente de la República, el Profesor Juan Bosch, quitarle su nombre a esa importante vía pública, para colocarle el de José Francisco Peña Gómez. Este hecho se observa como una competencia partidista desleal.
Hace unos diez años publicamos valientemente en varios medios de comunicación, un artículo solicitando que la Avenida John F. Kennedy fuera nominada con el nombre de Presidente Juan Bosch, a sabiendas de que don Juan siempre rechazó el culto a la personalidad.
Lo hicimos porque consideramos como una ofensa, irrespeto y una burla al pueblo dominicano, que esa importante vía, que es una continuación de la autopista Juan Pablo Duarte, lleve el nombre de una persona, que no solamente hizo nada por nuestro país, sino, que fue la que autorizó el golpe de Estado contra su gobierno democrático, legítimo y constitucional, en febrero de 1963.
Este acontecimiento le produjo al país un retroceso de más de 50 años en lo institucional, en lo económico, político y social, obstruyendo nuestra incipiente democracia, provocando un derramamiento de sangre en abril de 1965.
El ex Presidente Bosch a lo único que aspiraba era a que todos los dominicanos siguiéramos sus principios éticos y morales; su ejemplo de honestidad y dignidad, de desprendimiento; de combatir la corrupción pública y privada; que defendamos nuestra soberanía, nuestros recursos naturales, el medio ambiente, la salud y el derecho a la educación.
Además, el derecho al empleo, a la alimentación y a la vivienda; a la seguridad social y ciudadana; nuestras fronteras y a una verdadera justicia. El no deseaba que varias de las obras públicas del país, incluyendo las de su propia autoría, fueran bautizadas con su nombre.