Una de las preocupaciones actuales del Consejo Regional de Desarrollo, Inc.(CRD), lo constituye el gravísimo problema de la deforestación que afecta en forma acelerada a nuestra nación, sobretodo, por atentar la misma seriamente en contra de la supervivencia y la alimentación de las presentes y las futuras generaciones no solamente de República Dominicana, sino también, de los demás naciones del mundo, dado los problemas alimenticios que deben encarar y en cuya solución la nuestra debe asumir un papel de suma importancia.
Las causas de la deforestación son múltiples y usualmente van unidas, se originan fuera del ámbito forestal propiamente dicho y ha sido producto de la interacción de las fuerzas sociales, políticas, económicas y hasta de culturas en una región específica.
Las causas en consecuencia, resultan de la expansión sin ningún tipo de planificación y estrategias de las áreas agropecuarias, el manejo incorrecto de productos forestales (aserradores, carbón, etc.), además, de la minería, construcción de infraestructuras, turismo, nuevas urbanizaciones, entre otras.
A tal respecto, estudios hechos por el CRD y otros organismos preocupados por la preservación del medio ambiente y los recursos forestales, arrojan que a principios del Siglo XX, la cubierta forestal en la República Dominicana fue de unos 40.000 km2, aproximadamente el 83% de la superficie total del país (48.380 km2).
En las cuatro primeras décadas del siglo pasado, el país perdió el 10 y el 15% de esta zona boscosa, conservando sólo unos 35.000 km2. Al final de los años ochenta sólo había alrededor de 5.000 km2 de la cubierta forestal que queda en la República Dominicana, siendo esto sumamente preocupante.
Resaltan dichos estudios, que pese a que en la década de los noventa, el gobierno dominicano trató revertir el proceso de degradación de nuestras zonas boscosas, procurando detener la tala indiscriminada del bosque y promoviendo la recuperación de terrenos degradados, con un objetivo primario de incrementar la superficie forestal del país a alrededor de 13.000 km2 en el 1998, sin embargo, al carecer dicha iniciativa de adecuadas estrategias y no lograr la integración de la colectividad nacional, sus frutos han resultado muy limitados, al no lograrse el restablecimiento de nuestros bosques a una proporción significativa en relación a lo que eran a principio del siglo, con la agravante, de que la referida iniciativa, no ha logrado detener la acelerada destrucción de las zonas boscosas y las demás áreas del territorio nacional, cuya preservación son de importancia esencial.
Antes este problemática que se ha ido manifestando con mayor grado en las ultimas décadas, el CRD por medio de su dirección técnica, no solamente ha formulado las estrategias a seguir para su adecuada solución, sino que asume que se hace necesario que los componentes de los diferentes sectores sociales y nuestras instituciones produzcan un despertar y venzan la indiferencia, antes de que definitivamente sean irreversibles e insalvables sus daños.
Al efecto, es el sentir del organismo de desarrollo, la motorización del surgimiento de un mayor grado de conciencia y responsabilidad social, a fin de lograr la preservación de nuestros recursos naturales, reivindicando a la República Dominicana como un país verde dotado de vegetaciones hermosas y de esperanza de vida en sus bosques, sus ríos y sus playas.
El CRD estima que todos y cada uno de los dominicanos, debemos convertirnos en defensores del medio ambiente y denunciar cualquier atentando a la foresta, y desde luego, hacer una actividad cotidiana, colectiva y masiva las loables jornadas de siembra que instituciones y empresas han venido realizando, como ha resultado, la muy hermosa y patriótica forma como los clubes Rotarios del país han celebrado los 110 años de la fundación de Rotary Internacional, con la siembra de más de 110 mil árboles, jornada la cual procuran intensificarla.
Dentro de las referidas tareas, considera urgente y vital, tomar un control absoluto de las personas e instituciones que mediante sus acciones incorrectas e irracionales en forma intensiva vienen realizando cortes de árboles y tráfico de carbón diezmando nuestros bosques, sobretodo, erradicar en la parte sur del país el contrabando de carbón vegetal continuo, y en todo el territorio nacional, la destrucción masiva e irracional de los principales bosques del país a través de los aserraderos y otros medios.
Es muy saludable que los componentes de la sociedad dominicana, nos propongamos tomar el rumbo que nos sugiere el Consejo Regional de Desarrollo, Inc. (CRD), el cual en sus diagnósticos es del firme parecer que aún estamos a tiempo de procurar adecuada solución a la deforestación que atenta contra del país, aprovechando las condiciones naturales que aún poseemos para restaurar nuestros bosques, además, haciendo una planificación correcta en el establecimiento de plantaciones comerciales, mediante una gestión moderna y sostenible, que permita la explotación de árboles maderables para el uso de nuestra nación.