En mi caso he escrito seis obras de diferentes géneros, todas de excelente calidad en su contenido, sin embargo las he tenido que costear con mis recursos, debido a la falta de apoyo de quienes están llamados a auxiliar y velar por el arte y la cultura del pueblo.
En todo ese trayecto hemos acudido en procura de ayuda para nuestras producciones de escribir libros a diversas entidades como el Ministerio de Cultura, donde a través de una nota escrita se nos dijo que no había presupuesto, como si se tratara de un aporte de millones de pesos, lo mismo ocurrió en el Ministerio de la Juventud, al cual le pedimos a través de una cotización la pírrica suma de cincuenta mil pesos, lo cual la ministra ni siquiera se tomó la delicadeza de contestarnos. La Alcaldía de San Francisco de Macorís tampoco aporta para esos fines, al menos que quien se lo pida sea uno de los allegados o amigos del Alcalde, o se trate de alguien ligado a grupo de presión que pueda luego usar el chantaje como arma para lograr su objetivo. De eso estamos claro.
De lo que estamos totalmente seguro es de que esas instituciones apoyarían más fácil a una actividad de reguetoneros o a un punto de drogas, que a alguien que le solicite ayuda para publicar un libro.
La cultura en este país está relegada a los términos más bajos de las prioridades del Estado. Todo lo demás es hipocresía cuando suelen invertir en algún proyecto ligado a la cultura y el arte. Los funcionarios sólo se preocupan por la politiquería y el robo descarado de los recursos que nos pertenecen a todos.
Cuántos talentosos escritores existen en nuestras ciudades y campos que no pueden ver su sueño hecho realidad de publicar sus libros por no disponer de cien mil o ciento cincuenta mil pesos para su impresión; conozco a muchos en esa situación.
En un país donde las mayorías de las librerías han tenido que cerrar sus puertas, qué nos puede esperar. ¡Droga, droga! C., como dice el Dr. Fadul.