Quien quiera conocer la historia del desarrollo social y del progreso material de un país, de una región o de una comunidad, sólo tiene que ocuparse de estudiar las semblanzas biográficas de sus personalidades sobresalientes.
Así, por ejemplo, para conocer del desarrollo y del progreso de San Francisco de Macorís en el tramo de su historia que va de 1960 hasta nuestros días 2009 es necesario hacer el inventario de las empresas e instituciones que se incubaron en ese intervalo de tiempo; identificar a quienes las concibieron, promueven y trabajan con pasión para desarrollarlas y consolidarlas en aras de convertirlas en los potentes patrimonios que son hoy y serán siempre.
De las instituciones importantes que aparecieron en el referido período, enumeramos a la Universidad Católica Nordestana, Clubes Rotarios de múltiples y puntuales aportes a la comunidad, Consejo Regional de Desarrollo el cual alumbró el equipo Gigantes del Cibao, entre otras entidades que hoy constituyen símbolos y plataforma del progreso y del desarrollo de San Francisco y la vasta región nordeste.
Una figura que se convirtió en común denominador en los procesos de concepción, planificación y desarrollo de esos proyectos es el licenciado Abraham Abukarma Cabrera, quien el 31 de mayo cumplió 40 años de haber recibido su título de abogado de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra de Santiago.
Cuando se escriba la historia oficial de esas instituciones que Abukarma Cabrera fundó, otras que fue cofundador y un tercer renglón a las que brindó asesoría legal eficiente para evitar sus quiebras y consolidarlas hasta alcanzar el rango de empresas patrimoniales de esta ciudad del Jaya y de la región, el nombre de Abraham deberá ser el primero o aparecerá entre los primeros.
Su ejercicio profesional de abogado se desarrolla en campo civil, comercial y asuntos de tierra aunque incursionó en otras áreas del derecho como el ámbito laboral.
Recuerda que cuando llegó a esta ciudad con su título de abogado en 1969, las oficinas de servicios jurídicos que existían eran la del licenciado D. Antonio Guzmán L., la del licenciado Luis Espinal y Alfeddo Conde Pausas y la de Vincho Castillo, entre otras.
“Para ese momento la población de San Francisco de Macorís -1969- andaba alrededor de 50 mil habitantes, la ciudad era un arrabal y lo que era el casco urbano tenía como límites, al este la calle Salcedo, al oeste la Luperón, al sur la Duvergé y al norte la avenida Libertad. Ya habían residencias en la salida a la capital, pero en líneas generales hasta ahí llegaba nuestra ciudad del Jaya”, afirmó Abukarma Cabrera.
Explicó que como este era un pueblo pequeño con abogados y oficinas jurídicas ya establecidas, planificó crear un nicho de su ejercicio de abogado: ofrecer servicios que aquellos no daban o no los tenían como su fuerte. Se sintió estimulado a brindar apoyo legal a las pequeñas empresas de crédito las cuales tenían muchos préstamos en las calles, algunos vencidos, por lo que la recuperación de ese dinero le era fundamental para capitalizarse y fortalecerse y poder seguir operando.
(En la próxima entrega les relataremos de sus sueños y esfuerzos que aún despliega Abukarma Cabrera por el desarrollo social y progreso general de su pueblo natal, la región nordeste y el país).