Justo en estos momentos que la sociedad dominicana está herida, es cuando más fuerte tenemos que proclamar:
¡Sí, se puede!.
Unidos podemos controlar hasta erradicar sucesos horrendos como los que de manera constante nos hacen testigos los medios de comunicación.
La frecuencia con que los periodistas y demás comunicadores manejamos y difundimos tragedias ya devoró nuestra capacidad de asombro.
Lo lamentable es que las audiencias, los receptores de las emisoras de radio, televisión y los consumidores de periódicos no reaccionen; se mantienen indiferentes como si nada ocurriera.
Si continuamos en esa práctica en que emisores y receptores aceptamos tantos casos horripilantes, como ver la lluvia caer, se confirmará que la sociedad dominicana más que herida, está enferma de muerte.
No es posible que la jauría, la cháchara política nos absorva hasta el grado de comportarnos como los no enterados de lo que pasa en nuestro entorno.
En estos momentos, amigos lectores, tenemos que reaccionar con propuestas, con espíritu y voluntad de afrontar con igual potencia hechos estremecedores frente a los cuales, vaya paradoja, nos mantenemos inmutables.
Ojala no nos suceda lo que relata el texto que se atribuye al poeta y dramaturgo alemán Bertolt Brecht:
“Primero se llevaron a los comunistas, pero a mi no me importó porque yo no lo era; enseguida se llevaron a unos obreros, pero a mi no me importó porque yo tampoco lo era; después detuvieron a unos sindicalistas, pero a mi no me importó porque yo no era sindicalista; luego apresaron a unos curas, pero como yo no soy religioso tampoco me importó; ahora me llevan a mi, pero ya es demasiado tarde.
Quien escribe, Adriano Cruz Marte, entiende que de pronto el instinto de conservación nos alerta para que superemos la modorra y la molicie que nos inmovilizan, y nos ejercitemos en el espíritu de solidaridad y trabajo de protección colectiva antes de que desaparezcan quienes pudieran defendernos”.