Por Ivelisse María Ureña.
La supervisión de las competencias de los estudiantes universitarios o de cualquier nivel es quizás unos de los temas con mayor relevancia que se debería profundizar en la gestión administrativa de cualquier país que está en busca de su desarrollo, a fin de que podamos lograr encaminarnos hacia una educación con calidad. Se escucha de alguna forma utópico, el querer lograrlo, sin embargo estamos segura que supervisar es el proceso que nos mostrará algunos indicadores sobre las competencias de los estudiantes en la educación y alcanzaremos el desarrollo de conocimientos, y al mismo tiempo nos permitirá implementar métodos pedagógicos y didácticos de gran significativos para el desarrollo del pensamiento crítico sano e independiente de los discentes.
Si bien nos parece pudiéramos preguntarnos ¿y, que tan eficiente y eficaz fueran los resultados de una supervisión de competencias en los estudiantes de educación superior o de cualquier nivel?, sin ánimo de parecer ilusa, entendemos que la esencia de toda acción de supervisión es, que los procedimientos se lleven a cabo bajo parámetros sistemático, consecutivos y que sean ciertos, (sin trampas, sin mañas, sin disfraz), así como también que se generen acciones preventivas para enseñar a los estudiantes a aprender a aprender y aprender a desaprender sobre todo; para alcanzar los objeticos y metas establecidos en los programas de estudios que son base primaria para desarrollar las competencias que exigen las diferentes disciplinas; es preciso querer hacer, o como le llamamos nosotros tener voluntad política. Si pretendemos competir a un nivel superior ante los desafíos de los nuevos tiempos en esta era, donde el conocimiento es un capital humano, que se le ha dado la máxima importancia, será necesario entonces, que nos adentremos con profunda dedicación docente e institucionalidad académica para que los estudiantes desarrollen competencias que nos garanticen lograr el desarrollo y el bienestar social.
La falta de supervisión de los estudiantes frecuentemente adquieren formas amañadas de utilizar el proceso de aprendizaje y el conocimiento; lo que pretendemos aclarar es, que las consecuencias de la no supervisión tiene sus estragos e impactan directamente sobre el estudiantado, porque no les permite el desarrollo que a corto o largo plazo le va a exigir la sociedad en la que se desenvuelven; el tema de la evolución de las competencias y aprendizaje es el centro de atención, porque es una etapa donde los estudiantes empiezan a agotar de forma adecuada formas de estudios y aprendizajes que a lo largo van a profundizar y a destacar sus habilidades y destrezas.
Hablar de aprendizaje y conocimiento es un tanto cuesta arriba cuando se trata de evaluar lo que has aprendido, porque la supervisión que, ha de reflejar esos resultados está limitada a un coordinador en la mayoría de los casos, que llena un reporte tomando en consideración las calificaciones entregadas por el docente, y, es de seguro, esté proceder una de las causas que justifica nuestra posición como país en las evaluaciones que hacen altas organizaciones autorizadas referente a la calidad de nuestra educación. Dos disyuntivas empacan la calidad de nuestra educación, la primera es, como está el docente enseñando, que enseña y, si los estudiantes entienden lo le enseñan, de igual forma si su metodología pedagógica y didáctica es la apropiada al tipo de estudiante, la segunda es, que interés muestra él estudiante por querer hacer y tener los conocimientos y, que tanto esfuerzo (actitud) hace por fortalecer su proceso de aprendizaje.
También existe el hecho de la necesidad que tenemos del saber y, en estos tiempos donde el conocimiento es uno de los recursos más importante del hombre, se ha dicho muchas veces que los estudiantes de hoy son el futuro del mañana, y para que ese mañana no sea incierto tenemos que dar un seguimiento muy de cerca a la preparación del estudiantado, buscar medidas pedagógicas que formen íntegramente y con calidad de forma continua, comprobar fallas y tomar medidas sobre ellas, deben ser nuestro norte, para que los estudiantes al momento de culminar con cada etapa de su proceso educacional lo hagan conscientes y seguro de lo que han aprendido, en ese sentido tener definida las competencias es la base de impuso para desarrollarnos como ente productivo.
La calidad educativa es fundamental para el desarrollo humano y poder implementarla por medio de nuevas metodología y forma pedagógica, para que el aprendizaje de los estudiantes sea real y efectivo, para esto es necesario adquirir un nivel de dominio de competencias comprobadas y certificadas por las instituciones educativas. La supervisión de las competencias de los estudiantes nos va a garantizar un aprendizaje con excelentes resultados, lo que va a repercutir positivamente en la sociedad por la calidad de sus profesionales, por su pensamiento crítico e independiente y, al mismo tiempo la Universidad se presentará como excelencia para las próximas generaciones de estudiantes.
La implementación de medidas de supervisión que sean real efectiva y eficaz para que puedan ser evaluadas las competencias de los estudiantes durante todo un periodo de clase, permitirá que se conviertan en excelente profesionales al servicio de la sociedad, es bueno destacar que la puesta en práctica de un proceso de supervisión de las competencias nos obligaría a buscar soluciones progresivas y positiva para los estudiantes que presenten limitaciones por su forma o estilo de aprender en el ciclo de su formación, eso garantizaría un desarrollo íntegro de las competencias de todos.
Evidentemente que hay una cuestión gris con el desarrollo de las competencias, lo evidencian los acontecimientos en materia de educción casi a nivel mundial; vemos en la práctica que la problemática en la educación es debido a que las competencias de los estudiantes y egresados de instituciones educativa superior y de otros niveles, no tienen definido en su totalidad una adecuada forma de supervisión de las competencias que debieron o deben adquirir durante el proceso de aprendizaje y esto impide que el profesional de alguna forma no logre integrarse en medios laboral de su propia disciplina, obligándolos a desplazarse en otra dirección quizás alejada de su profesión.
Los cambios morfológicos solo son aceptables en tema de educación cuando se hacen o pueden hacerse bajo una línea de querer hacer, para transformar la sociedad actual de forma externa e interna, la cual vive múltiples experiencias difíciles de asir (agarrar) o entender e interpretar, casi en toda su totalidad. Entendemos que en el ejercicio de la actividad docente tenemos varios factores que intervienen de forma precisa para educar con calidad; tenemos claramente la realidad económica mundial, los problemas del contexto social, político, la comunidad, la autonomía en la toma de decisiones, la preparación científica y pedagógica pero, también está presente el débil interés por el entrenamiento mismo de los procesos de aprendizaje, que es un asunto que nos compete a todos.
Tenemos que dejar de enfocarnos en incrementar las riquezas de un por (%) ciento muy minino; nuestro modelo actual de desarrollo favorece EVIDENTEMENTE a una fracción muy pequeña de la sociedad, pero quiero pensar que todavía podemos implementar con voluntad política y social un modelo educativo en todos los niveles, de desarrollo humano que permita a todas las personas el acceso a esas riquezas y bienestar social en igualdad de condiciones para cada individuo.