
La muerte es parte de la vida, así lo veo yo y pienso que muchos otros estarán de acuerdo conmigo, pero de esta realidad que nos golpea en lo mas profundo, hay que decir que la mas esperada de las muertes nos causa grandes tristezas y pesares, sobre todo si el que nos abandona es un individuo con condiciones éticas y morales capaces de convertirse en la conciencia colectiva de todo un pueblo.
La muerte, esa dama caprichosa e implacable ha enfilado su guadaña a uno de mis favoritos, esta vez le ha correspondido al jurista, revolucionario, animador y propulsor deportivo, ciudadano ejemplar Daniel Francisco Estrada Santamaría (Papi), una muy sensible pérdida para una sociedad que cada vez observa como se invierten valores, se pierden costumbres y crece el irrespeto.
Papi Estrada era abogado egresado de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, por allá por la década del 50’s, abrevado en los conocimientos mas excelso de aquellos grandes maestros del derecho, que hicieron de la carrera jurídica una verdadera cantera de intelectuales holísticos que orgullosamente se hacían llamar abogados. No hacían maestrías pues las mas de 100 materias que debían presentar en cinco años obligaba a un estudio intenso y una lectura permanente. Eran juristas, sabían de toda ramas del derecho e invadían otros campos del saber, lo que llego a considerar a un abogado como “la inteligencias”.
Hombre tranquilo, pausado, era un mar en calma, siempre tuvo a flor de labios la palabra certera o la respuesta profunda a cualquier pregunta por capciosa que fuera y este estilo lo orlaba con un humor negro y chispeante solamente comparable con otro de sus socios de oficina: El Doctor Octavio Lister.
Su enorme humanidad lo hacia un hombre impresionante, pero la impresión se hacia mas intensa cuando se escuchaba conversar, o litigar con adecuada voz en el foro penal o laboral, fue en época de espantos y desconfianzas un abogado confiable, por ello le confiaron su seguridad jurídica empresas como Nazario Rizek, Codal, Comercial Roig, la Universidad Nordestana, entre otras.
Nunca lo vi vestido que no fuera con pantalones oscuros y una camisa o chacabana blanca color que le acompaño al cadalso.
En su juventud la tea del patriotismo y el fuego de la libertad tocaron sus fibras mas sensibles y se enlistó en el que, sin lugar a dudas, era el principal bastión de la lucha antitrujillista: El Movimiento Revolucionario 14 de Junio y allí con otros jóvenes de su época, tan decididos como el emprendieron la lucha por la liberación de la República de la satrapía que nos gobernó por 31 años. Su lucha lo llevo a la cárcel de las 40 lugar de ignominia, abusos y torturas que era el infierno para aquella época. Allí junto a otros jóvenes como Manuel Antonio Florencio (Sombe), Ezequiel González, Rafael-Fafa-Taveras entre otros, encontraron el camino hacia la redención de la República, pues todo ello fue creando la necesaria conciencia para acabar con el tirano.
Papi Estrada era un excelente litigante, sagaz, brillante, con una chispa que en cualquier momento le permitía salir de la encrucijada y como fénix volver de sus cenizas, puedo afirmar sin ser hiperbólico ni exagerado que para Papi, no habían cuartos de finales ni peores condiciones. Era esa clase de abogado que nunca estaban perdido totalmente en una causa, pero si sus condiciones de jurista tenía esa características de ser un guerrero formidable a la hora de la batalla del estrado, el Dr. Estrada era un verdadero caballero frente a su oponente.
El señor Juan Rey Peniza, mi gran amigo y propietario de la emblemática “Barra El Polo” me contaba que en una ocasión un empleado lo demando por prestaciones laborales, el demandante busco a Papi Estrada de abogado y este comenzó el proceso, tuvieron un par de encuentros y luego dejaron de citar a Don Juan. La relación de amistad entre ambos nunca se vio afectada por el acontecimiento y Papi seguía yendo a la Barra El Polo, un día Don Juan le pregunto por el asunto, qué había pasado con el caso y Papi le respondió “mira Juanito, tu y yo somos amigos viejos, yo le pague las prestaciones a tu empleado y salí de eso”. Tanta nobleza solo era posible en un hombre como él.
Su lucha a favor de las mejores causas nunca terminó, concluida la tiranía dedico su tiempo libre a trabajar por los deportes. Fue Presidente del Comité Organizador de los Juegos Nacionales celebrados en San Francisco de Macorís en 1979, fundó junto con otros munícipes el Club San Diego y fue propulsor de la fundación de la Universidad Nordestana, hoy Católica en la cual impartió derecho de familia como catedrático.
A Daniel Estrada le sobreviven su esposa la exmagistrada del Tribunal de Tierras Doña Pierina Santos, un monumento a la honradez y al buen juicio, sus hijos Fedor, Pierina y Chari y por supuesto sus nietos. En la década de los 80’s fundo junto a los Dres. Octavio Lister y Manuel Castellanos la oficina de abogados que lleva su nombre y que se ubica en los alrededores del Palacio de Justicia “Dr. Ezequiel González” de esta ciudad del Jaya.
No hay palabras para despedir a un individuo como Papi, podríamos decir solidario y quizás nos quedemos corto, honrado fue mas que eso, ejemplarizante fue todo el tiempo, pero creo en mi humilde entender, que la expresión de que Papi Estrada fue un ejemplo del ser humano maravilloso, envidiable y ejemplo a seguir, retrata de alguna forma su figura. Descanse en Paz mi amigo Daniel Francisco Estrada Santamaría (Papi).
Amado José Rosa es abogado penalista, Ministerio Público por convicción, Profesor por vocación. Twitter: @ama2jose E-mail: arosa41@gmail.com