El pasado jueves 18, el joven Jesús de Nazaret Arroyo Gil, se convirtió en otra víctima de las invasiones de terrenos privados, cuando supuestamente miembros del Ejército Nacional dispararon sus armas contra él y otros invasores de los terrenos de las señoras Anny y Nancy Milagros Martínez Pantaleón, ubicados en la carretera que conduce a la Universidad Católica Nordestana.
Donde cayó muerto el joven Arroyo Gil, las indicadas señoras construyen una urbanización, pero grupos de invasores organizados han estado incursionado de manera violenta en la misma, desafiando la autoridad de los militares que protegen los terrenos de la familia Martínez Pantaleón.
Es costumbre que cuando cae muerto un invasor de terrenos privados, inmediatamente quienes animan la violación del derecho a la propiedad privada, se agrupan y asumen posturas violentas hasta contra las autoridades correspondientes, logrando con dicho asedio, la libertad de apropiarse de los terrenos y venderlos en solares al mayor postor.
En el pasado reciente dirigentes del Movimiento Popular, determinados periodistas y hasta miembros de la Policía y del Ejército Nacional, de manera irresponsable expresaron solidaridad con esos grupos delicuenciales, motivando que esas acciones se dejaran sentir en fincas, dejando pingües beneficios a reconocidos personajes.
La historia reciente no desmiente esta afirmación, por cuya razón las autoridades que tienen en sus manos la fuerza para hacer respetar la Ley que protege la Propiedad Privada, en este y otros casos, tienen mucha tela por donde cortar.
Defendemos el derecho que tiene cada ciudadano a tener un techo digno, pero jamás de manera ilícita o fraudulenta.