Por fin aparece una encuesta después de ocho meses de gestión gubernamental del actual presidente y, mire por donde, saca más de un 70 % de aceptación entre la población dominicana.
¡Felicidades! Pocos lo habían logrado en tan poco tiempo. Desde luego, su estilo es diferente a los anteriores mandatarios Mantiene hasta el momento un sano y bajo perfil político, no sale su gran fotografía a diario en todos los diarios, se desplaza sin excesiva ni fragosa escolta, llega puntal a los sitios y exige puntualidad en sus citas, no tiene fórmulas mágicas para salvar a los países de las crisis económicas que azotan a la humanidad, no habla bonito ni elocuente, sino más bien de manera justa y pragmática, no viaja cada dos por tres a lugares lejanos en misiones etéreas, visita por sorpresa cualquier lugar del país y parece escuchar a la gente…y lo que ha podido hacer en el poco tiempo que lleva en la silla de alfileres se va notando en muchos aspectos, protocolarios, educación, transparencia, inversiones sociales…y , por contraste, ha dejado ver también lo casi nada o lo nada que anteriormente se había realizado al respecto.
Pero Don Danilo tiene varias deudas pendientes que cumplir con sus electores, la primera es la el echar cuentas con los responsables de la corrupción tan rampante que se había producido hasta su elección. Hasta el momento no hay ni un solo imputado, ni un solo juzgado, ni un solo preso desde la orilla oficial, por la pila de miles de millones que se sustrajeron, se malversaron o se esfumaron en obras, compras y mil y una truchimanerías más, a costa del sudor y de bolsillos dominicanos, los cuales no son, precisamente, los más ricos del mundo. Los únicos intentos de acabar con la impunidad han provenido del sector particular y han topado con un muro de justicia prácticamente insalvable. Parece que se ha aplicado de nuevo lo que no debió hacerse, el borrón y cuenta nueva.
La segunda deuda es la de echar el pleito de verdad con la minera y su contrato leonino. Promesas son promesas, el tiempo va pasando y el oro se va marchando. Sabemos que no es un asunto fácil, que hay muchos intereses, muchas presiones locales e internacionales capaces de tumbarle el pulso a cualquiera, pero todos esperamos una solución digna, justa y conveniente para el país, no un acuerdo corto, un remiendo de camisa vieja, o un parche de ojo de los piratas de antes.
La tercera deuda es acabar de cumplir con la erradicación del analfabetismo, se anunció el operativo con bastante alharaca inicial, pero aún no se ha hecho apenas nada, esta operación conlleva mucho, pero que mucho dinero y un enorme operativo logístico, pero después del paquetón fiscal no hay excusas que valgan. La quinta es la electricidad ¿Qué decir que no se hay dicho? ¿Qué analizar que no se hay analizado? ¿Qué proponer que no se hay propuesto? ¿Qué prometer que no se hay prometido? y el ¨ apagonismo nacional ¨ sigue campando por sus anchas. Ese pleito también hay que echarlo hasta las últimas consecuencias de una vez por todas o no vamos pa´ parte como decimos por aquí, pues sin energía no hay ni desarrollo ni competitividad, ni modernidad que nos valga. Hay mucho de tecnología, mucho de inversión y aún más de voluntad política. La sexta deuda es la seguridad ciudadana, se nos ha ofrecido, e inclusive se ha hecho un plan que al decir de los entendidos, ni es carne ni es pescado, a toda luz insuficiente, que no garantiza la tranquilidad ciudadana ni a corto, ni a medio, ni a lago plazo. Así que Don Danilo, póngale atención a estos puntos para que el próximo examen obtenga, no un 70, sino un 90 de nota. No se olvide que ya la gente no es tan olvidadiza. Y que las deudas hay que pagarlas. Cuesten lo que cuesten.