“Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.” Génesis1:27-28
El mes de noviembre ha sido seleccionado para crear conciencia sobre dos fundamentos importantes para una sociedad sana y es la familia y la no violencia contra la mujer, es por esto que en esta oportunidad queremos hablarte sobre el diseño de Dios para la familia.
La plenitud del matrimonio existe en Cristo Jesús, y para Dios el matrimonio es fundamental, tanto así que la Biblia inicia y termina con un matrimonio, además de que este simboliza la relación de Cristo con su iglesia. Es por esto que no es razón de sorpresa que siempre se levante el enemigo en contra del matrimonio para destruirlo, y esto lo hace a través de enemigos silentes que van poco a poco corrompiendo la esencia del matrimonio. La Biblia a estos enemigos le llama zorras pequeñas.
“Cazadnos las zorras, las zorras pequeñas, que echan a perder las viñas; Porque nuestras viñas están en cierne.” Cantares 2:15.
Dos de los enemigos más grandes del matrimonio son el orgullo que es la incapacidad de reconocer nuestras fallas y nuestros errores. Y el egoísmo que es solo pensar en nuestras necesidades y bienestar lo que suele crear heridas profundas en la pareja debilitando así la unión matrimonial y solamente con la ayuda y la instrucción de Dios es que podemos vencerlos.
El espíritu de egoísmo es lo que divide la familia. Lo que sostiene la familia como una familia funcional es la relación de pareja y esto se logra cuando sabemos el propósito y el diseño de Dios para la familia.
“Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.”
Génesis 2:24
Aquí vemos la importancia de centrarnos en el propósito del matrimonio que es posteriormente levantar una familia.
Cuando permitimos que el individualismo que es independencia y la autosuficiencia tomen un lugar determinante en nuestras vidas en lugar de la interdependencia en nuestra relación entonces estaremos alimentando a los dos enemigos antes mencionados y esto dará como resultado que estemos frustrados en nuestra relación matrimonial.
La plenitud en el matrimonio si existe, el Señor Jesucristo dijo: “yo he venido para que tengan vida y vida en abundancia”. Esta plenitud solo se logra cuando confrontamos y cambiamos nuestras actitudes y hábitos que traemos de la vida pasada al matrimonio. “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.” Romanos12:2
Cuando no valoramos los términos y ordenanzas de Dios que están en su palabra, terminamos afectando aquellas cosas que nos unieron a la persona y a las personas dígase (hijos) que amamos, ya que el matrimonio y la familia son una institución que solamente es funcional cuando Dios es el centro.
¿Cómo entonces podemos mantener la armonía en el matrimonio?
Debemos aprender a comunicarnos y decir las cosas con amor, en el momento y con el tono correcto. “La muerte y la vida están en poder de la lengua, Y el que la ama comerá de sus frutos.” Proverbios 18:2.
El hombre tiene una función sacerdotal por ende necesita entender la importancia de cuidar sus palabras ya que este habla directamente al corazón de la mujer y de sus hijos y es el encargado de mantener la seguridad y la protección en el hogar. La mujer como primera función que tiene establecida por Dios es de ser ayuda idónea para su esposo y es la encargada de animar, levantar y edificar. “Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él.” Génesis 2:18 Esta edificación es efectiva y se logra cuando la mujer se deja dirigir por Dios camina en obediencia y sometida a Su Palabra. “La mujer sabia edifica su casa; Mas la necia con sus manos la derriba.” Proverbios 14:1
Todo lo que está escrito en la Biblia es la palabra de Dios y su propósito es hacernos crecer como personas hasta lograr una mejor versión de nosotros mismos. La familia fue diseña por Dios y si él no es el centro estaremos edificando en vano.
Nada hay Imposible para Dios… Si Crees verás la Gloria de Dios.