Así como lo lee, si es de los que padecen de depresión o tiene la autoestima más baja que la cotización del barril de petróleo en tiempos pasados, aquí le recomendamos una terapia fácil, económica, fácil de llevar a cabo y sumamente efectiva que sólo se da en nuestra curiosa Dominicana.
Vaya a una estación de gasolina, pero antes póngase un vestido elegante, con su buen traje, gemelos de oro y una llamativa corbata, verá como al momento de servirle el bombero le dirá con mucho respeto: …Doctor, por favor, abra el tapón del combustible… Así, aunque usted sea un analfabeto de tomo y lomo, aunque lo hayan expulsado de la escuela por bajo rendimiento académico y le hayan regalado de paso un par de orejas de burro como recuerdo, ya le están ascendiendo nada menos que al máximo grado académico posible: Doctor, y por si fuera poco puede elegir mentalmente si lo es en medicina, en derecho o ingeniería espacial, según sea su vocación profesional.
Si su caso es aún más severo y necesita un segundo nivel de empuje psicológico, acérquese a un vendedor de lotería ambulante, lo abordará de inmediato enseñándole varias tiras de números y diciendo en tono de tentación… mire, Príncipe, le tengo el número de la placa, el premio es de 10 millones, esta vez le va a tocar…de esta manera aunque usted aunque sea un puro plebeyo de la gleba, con menos sangre azul que un bolígrafo gastado, quedará encumbrado de inmediato a uno de los escalones sociales más altos de la rancia aristocracia europea, nada menos que Príncipe, hijo de rey, como para estar codo a codo con la monarquía británica, danesa o española.
En caso de que su ego esté más apagado que un black out de esos que nos gastamos por aquí, y necesite subir un peldaño más en su autoestima, le sugerimos que vaya a uno de los innumerables colmados que tenemos siempre a mano, lo recibirán positivamente con un…¡dígame Comandante, que va a ser …! y aunque su valentía no de ni para ser un soldado raso cobarde o un desertor por puro miedo, lo ascienden nada menos que al rango superior de Comandante, y al igual que en caso del Doctor, usted puede elegir el cuerpo de las fuerzas armadas que prefiera: artillería, infantería, aviación o cazadores de montaña…
En caso de que su moral esté tan, tan, tan decaída como alguien que acaba de pagar todos sus impuestos de una sola vez, y su personalidad requiera un cuarto empujón, entonces busque un aparcamiento…un auto denominado cuidador de vehículos o parqueador se dirigirá veloz y solícito hacia usted y, trapo rojo o blanco en mano, y le dirá…Magistrado, le echo el ojo al carro, bien cuidado, sin problemas…, ahora ya será más que abogado, nada menos que ¡juez¡ con autoridad para cantarle a un delincuente veinte o treinta años de cárcel. Déle a cada uno de sus piropeadotes del ego 25 pesos de propina y verá que por apenas cien pesitos, dos dólares y medio, y en uno o varios días, obtiene resultados mejores y más duraderos que tratándose durante meses o años con los más prestigiosos psiquiatras de la ciudad, y muy importante, infinitamente más barato.