“Ciertamente, Señor Dios Todopoderoso, tus juicios son verdaderos y justos”. Apocalipsis 16:7
Cuando las personas piensan en justicia, piensan en: Equidad, rectitud y hacer lo correcto. La justicia es una virtud que inclina a mantener o administrar lo que es recto de manera equitativa e imparcial y según una norma. Al iniciar este gobierno del Pte. Luis Abinader, el Ministerio Público, ha estado ventilando algunos casos de corrupción: El Antipulpo, Coral, Coral 5G, Medusa, entre otros. La población tiene grandes expectativas de que los corruptos sean ejemplarmente castigados, todos y cada persona que haya incurrido en corrupción, de éste y de todos los gobiernos anteriores. Se espera que quienes incurrieron en prevaricación, sean condenados a pena máxima y devuelvan lo robado. Ese es el sentimiento y el clamor nacional. ¡Justicia!, ¡Justicia!, ¡Justicia!
En el sistema jurídico dominicano, tiene sus debilidades, lamentablemente ha habido ejemplos donde a los hijos de machepa, o sea, los pobres; cuando incurren en alguna violación a la ley, se aplican condenas de 20 y 30 años. Pero pareciera ser muy complaciente y benigna con la corrupción de personas poderosas o de cuello blanco. Hasta pareciera ser que, para corruptos y corruptores, prevaricar y malversar los fondos públicos es un gran negocio lucrativo. Usted se preguntará ¿Por qué? Ha habido casos donde el confeso corrupto malversa 100 millones, y en un proceso judicial, solo gasta 20 millones, gracias a abogados habilidosos que consiguen sentencias benignas y complacientes. El supuesto condenado pasa a disfrutar de la friolera de 80 millones de pesos. Fortuna que posiblemente trabajando honradamente nunca hubiera podido acumular. Ejemplo de abogados habilidosos, lo encontramos en la Película “el abogado del diablo” (1997) con Keanu Reeves y Al Pacino.
Por otro lado, hay personas que hablamos de la corrupción y faltas ajenas y queremos que se aplique justicia cuando otros afectan nuestros intereses. ¿Pero y las faltas propias? Cuando pasamos el semáforo en rojo, acaso no es una violación?. Cuando nos devuelven de más, ¿retornamos el dinero ajeno? Cuando trabajamos sin supervisión, ¿Rendimos igual? Y cuando nadie nos ve, ¿somos tan íntegros como aparentamos en público? ¿Anhelamos justicia para nuestras transgresiones con la misma intensidad como la deseamos a otra persona?
¿Qué dispuso Dios para que haya verdadera justicia?
En Éxodo 22:1, leemos: “Cuando alguno hurtare buey u oveja, y lo degollare o vendiere, por aquel buey pagará cinco bueyes, y por aquella oveja cuatro ovejas”. Aquí encontramos que Dios penaliza el robo, al establecer leyes que desmotivan el hurto y que practicarlo se convierta en un negocio que genere pérdidas de reputación y de bienes. “La suma que debía devolverse era, por lo general, el doble de lo robado, si la propiedad o el dinero robado se hallaban en poder del ladrón.” Cuando Zaqueo aceptó a Jesús en su corazón, dijo: ….y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado. Lucas 19:8. Zaqueo, no espero ser procesado judicialmente para reconocer su error y devolver lo que no era suyo. Para Dios otorgar perdón al ladrón, dice: “Si el impío restituyere la prenda, devolviere lo que hubiere robado, y caminare en los estatutos de la vida, no haciendo iniquidad, vivirá ciertamente y no morirá. No se le recordará ninguno de sus pecados que había cometido; hizo según el derecho y la justicia; vivirá ciertamente”. Ezequiel 33:15-16
La Biblia presenta, que un ladrón verdaderamente arrepentido, no solo mostrará arrepentimiento sincero en palabras, sino que devolverá lo robado, actuará con hechos. De qué sirve aparentar, si actuamos con simulación e hipocresía. ¿De qué sirve ir a servicios religiosos, si no permitimos que como Zaqueo, Cristo transforme nuestros corazones? Para desmontar el actual régimen de impunidad, para demoler el entramado corrupto. La sociedad debe aplicar el modelo de justicia sugerido por Dios. Cuando la nación o cada persona aplican los principios de la justicia divina, se engrandecen.
¿Y qué pasará con los que no devuelvan lo robado? Esos corruptos y corruptores, que logran sentencias benignas; esos que logran burlarse de la justicia humana. Esos que no cambian de conducta. Así también, las personas buenas e inocentes. Todos tendremos que presentarnos ante la justicia divina.
“Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo”. 2 Corintios 5:10.
“Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala”. Eclesiastés 12:14
Ante el augusto tribunal divino, ningún malo podrá conseguir sentencia benigna o complaciente. Ante el tribunal de Dios, los malos no escaparán, serán culpados y condenados; y los buenos serán absueltos y declarados justos. Porque Dios es justo y juzga con rectitud.
¿Y tú, quieres que Dios te declare justo e inocente? ¡Imita a Dios, porque él es justo!
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